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Abrazando tu esencia sensible


Reconocer tu esencia, volver a ella... mantenerte allí: ese desafío que surge desde que sabés que sos Altamente Sensible.

 

¿Te sentís conectado a tu naturaleza sensible? ¿Conectás con todos tus sentidos y lográs mantenerte presente en este momento, en este lugar?



¿Has conseguido crear un estilo de vida adecuado a tus necesidades y preferencias?

 

Eventos de la vida durante el año pasado, algunos dolorosos, otros inesperados y desconcertantes, me presentaron numerosos desafíos para aplicar esas herramientas que, desde que supe de mi Alta Sensibilidad, fui internalizando a lo largo de mi propio proceso y hoy siento tan mías.

 

¿Cómo mantenerme en mi eje? Cuando la vida me estaba requiriendo para lidiar con numerosas situaciones que precisaban una máxima atención y rápida resolución de mi parte, momento a momento.

 

Esa larga y tan dolorosa despedida a mi negrito, esa mascota que me había acompañado en tan importante y larga etapa de mi vida. Y yo ahí, sin poder hacer mucho por aliviar su agonía. Fueron meses en alerta. Con corridas al veterinario de urgencias, generalmente de madrugada, sin diagnóstico claro y con tratamientos que sólo podían intentar paliar su dolor. Mas no el mío.

 

Como si no fuera suficiente, el veterinario me indicó que sea yo quien decida el momento adecuado para finalizar su estadía aquí, y evitar que partiera con un sufrimiento innecesario. Qué difícil decisión; debatida entre el deseo de su presencia eterna en mi vida y el intento de comprender lo que él estaba sintiendo y necesitando. Pero, sobre todo, difícil porque él mantuvo hasta su último momento ese arraigue a la vida, conectado con todos sus sentidos. Mantenía su guardia inquieta y enérgica, sólo que su cuerpo ya no lo acompañaba. Cada día, podía bajar un escalón menos en la escalera.


Incluso así, llegó esa etapa en que los signos de advertencia que me habían señalado se hicieron más patentes. Seguido, poco tiempo después, por ese día para el cual tanto me había preparado, en el que la recurrente pregunta: ¿un día más, mi negro?, tuvo su respuesta negativa. Y, esa noche, me vi obligada a llamarlo para ir a dormir, por última vez.

 

Ante su ausencia, mi gordita, su hermana, empezó con síntomas aleatorios. Sabía que lo extrañaba. Las dos lo extrañábamos. Desde que ella llegó a casa siendo una cachorrita, él fue su guía para todo. Aprendió de él sus malas mañas, y aunque no las buenas, ella no daba un paso si él no lo daba. Y fue así que se encontró perdida, y entró en un estado depresivo totalmente comprensible en un duelo.

 

La acompañé en su proceso, y me permití transitar el mío siguiendo el ejemplo de él: arraigada a la vida y estando conectada con todos mis sentidos. Volví a compartir con ustedes a través de este medio, una vez más. Tener este espacio de conexión para PAS, que te recuerda y me recuerda nuestra esencia, es un refugio para mí.

 

Sin embargo, el intento sólo duró un instante. Eventos desafortunados se sucedieron sin pausa. Te espero en la siguiente entrada al blog, donde te los comparto y analizo el rol de mi Alta Sensibilidad en estas situaciones.


Gracias por estar del otro lado.






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