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Consejos para prevenir el estrés en Personas Altamente Sensibles.

Actualizado: 18 ene 2020


En mi enfoque de trabajo siempre pongo mucho énfasis en la importancia de gestionar los niveles de ansiedad. Y esto se debe, principalmente, a que una exposición prolongada en el tiempo a un alto grado de ansiedad es perjudicial para cualquier persona. Como veremos más adelante, para las Personas Altamente Sensibles, esta importancia es aún mayor.



Un nivel moderado de ansiedad es necesario para la vida. En términos generales, es un estado de alerta que prepara al organismo para el ataque o la huida. Esto se traduce en poder responder efectivamente a lo que las circunstancias ameritan. Sin embargo, cuando la ansiedad es demasiado elevada, la capacidad de respuesta disminuye. Este estado sostenido en el tiempo lleva a que el sistema nervioso quede en un constante estado de alerta, aún cuando los estímulos no requieren estarlo. A esto le llamamos estrés.


El estrés debilita el sistema inmunológico, vulnerabilizando el cuerpo y la mente. Cuando estos se encuentran vulnerables, las enfermedades aparecen. Estas pueden ser simples y pasajeras, o acarrear graves problemas. Dentro de los principales síntomas se pueden encontrar desde dolor de cabeza y tensión muscular hasta trastornos digestivos y del sueño. Dentro de las enfermedades que podríamos calificar como complejas, encontramos a aquellas que se despiertan según la predisposición genética que cada persona posee, siendo así diferentes los efectos que cada quien puede experimentar. Esta explicación se aplica a toda persona. Pero, ¿qué caracteriza a las Personas Altamente Sensibles?


Uno de los pilares de la Alta Sensibilidad es una mayor facilidad para experimentar Sobreestimulación. Esto significa que el sistema nervioso capta mayor cantidad de estímulos y los procesa en mayor profundidad, llevando a que la persona experimente más rápidamente que las no PAS una sensación de saturación o agobio.


Podemos controlar en ciertas ocasiones los estímulos que nos rodean; sin embargo, no siempre es posible. Es por ello que recomiendo que cuando la persona llega a un estado de saturación, respete su sentir y busque la manera de "desconectar" por un rato. Si no lo hace, puede continuar realizando actividades en ese estado, pero su rendimiento podría disminuir y sentirse incómoda, molesta o irritable.


La dificultad de gestionar los niveles de ansiedad aumenta cuando la situación que lo genera es inevitable, como por ejemplo, complejas situaciones familiares, laborales, escolares, entre tantas otras. Ante este tipo de circunstancias, siempre es importante que la persona no tienda a acostumbrarse a ellas, sino que busque activamente formas de modificarlas y resolverlas. En situaciones complejas es recomendable trabajar con un profesional especializado en el rasgo, que pueda ayudar a la persona a implementar nuevas opciones y métodos para resolver la situación desde un acompañamiento personalizado y acorde a sus necesidades particulares.


Asimismo, cuando el estrés ya se instaló en su vida, presentando consecuencias a nivel físico, psicológico y/o emocional, este acompañamiento personalizado ya no es una opción, es una necesidad. Sin salud, no podemos sentirnos bien ni rendir adecuadamente en nuestra vida.


En ciertas ocasiones, es difícil dar importancia a estos síntomas, porque suele pensarse que es algo pasajero, que se solucionará con el tiempo. Pero la experiencia nos demuestra que lo más problable es que el estado sea cada vez más complicado e insostenible cuando la generadora del mismo es una situación de difícil resolución, sea por motivos de necesidad o simplemente porque forma parte de las circunstancias de nuestra vida.


Muchas veces, el deseo de sentirse autosuficiente o creer que uno debe "poder con todo", el temor a ser percibido como frágil o débil por buscar ayuda, puede ser un obstáculo al momento de decidir que la situación "ya no da para más". Sin embargo, ¿qué mayor autosuficiencia denota el hecho de hacernos responsables de nuestro bienestar? Nunca temas pedir ayuda, consejos y contención, sea de un familiar, un amigo o un profesional.


La investigación científica sugiere que las PAS, no sólo experimentan con mayor intensidad los efectos de las circunstancias negativas (en este caso, las causantes de estrés) sino que, de la misma manera, se ve mayormente beneficiada que las no PAS de las circunstancias positivas. Esto brinda un buen panorama, en la medida en que si se cuida correctamente la persona podrá disfrutar plenamente de su vida, como así también podrá sacar el mayor provecho de aquellas características que llamamos los dones de la Alta Sensibilidad.


Esto significa que no es cuestión de sobrevivir y soportar. Muchas veces, las PAS experimentan esta sensación de que todo les es mucho más difícil que a la mayoría de las personas. Pero a través del autoconocimiento, la propia aceptación y respeto, se puede lograr una vida armónica dentro de nuestros parámetros, de lo que nuestro cuerpo nos permite, y realmente disfrutar de todos los beneficios que nos ofrece.


Por su puesto que momentos de dificultad o malestar siempre se presentarán en tu vida, que pueden llevarte a sentir dolor o sufrimiento, y claro que lo experimentarás con toda la intensidad que un PAS lo hace. Pero el sufrimiento tiene que ser la excepción, no la regla. Por ello, si generalmente experimentás sensaciones de sufrimiento, malestar o disconformidad con tu vida, te invito a que reflexiones sobre aquellas situaciones que lo pueden estar generando y busques diferentes formas de modificarlas, recordando siempre que el objetivo de sentirse pleno no sólo es posible sino necesario.


Mi mayor deseo es que puedas tener presente la importancia de cuidar de tus niveles de ansiedad. Que respetes sin culpas tus necesidades y tus ritmos, y que elijas a consciencia tus circunstancias, actividades y modos de vincularte con otros. Sobre esta premisa podrás mantener en el tiempo un estilo de vida saludable, sentirte bien y feliz.


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