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La Autoestima en Personas Altamente Sensibles.

Actualizado: 18 ene 2020


En las consultas que recibo, se encuentran muchas de este tipo: "¿cómo puedo hacer para procesar el rechazo de los demás a mi sensibilidad?", "¿una persona sensible es débil emocionalmente?", "me da vergüenza mostrarme tal cual soy", "siento que mis opiniones realmente no tienen importancia", "a veces me siento muy chiquito frente al resto".



Estas preguntas y afirmaciones tienen su eje en un problema común que atraviesa la mayoría de las Personas Altamente Sensibles: una baja autoestima.


A este tema lo he tocado a lo largo de los diferentes artículos que he publicado, pero en este caso me centraré especialmente en desarrollarlo. Como hemos visto, es frecuente que una PAS se sienta un bicho raro, diferente a los demás, que no encaja en ciertas situaciones o rechazada en algunas de ellas, y tiene sus razones. Realmente, presenta ciertas características, necesidades y formas de procesamiento que la diferencian de la gran mayoría, de ese 80% menos sensible. Al mismo tiempo, suele recibir cuestionamientos por su forma de actuar, preferencias y gustos, así como afirmaciones negativas sobre su persona y, en ciertas ocasiones, algunas burlas o bromas de mal gusto. Forma parte de su vida cotidiana escuchar comentarios tales como: "¡qué exagerado! no es para tanto", "¿por qué la complicás?", "encontrás problemas donde no los hay", "siempre te ahogás en un vaso de agua", "deberías ser más práctico", "qué susceptible", "todo te lo tomás a pecho", "sos tan especial..." (cuando está lejos de ser un halago). Y podría continuar con una larga lista. Es por esto que la sensación de incomprensión que caracteriza a las PAS, incluso una pobre valoración de sí mismas, no es extraño ni mucho menos una inquietud menor.


Los estudios demuestran que la mayoría de las Personas Altamente Sensibles presentan una baja autoestima en nuestra cultura occidental. Destaco esto porque se ha encontrado que en culturas orientales la Alta Sensibilidad es valorada en gran medida, siendo en muchas ocasiones una característica que forma parte del ideal de persona. Esto, por supuesto, lleva a que quienes son PAS en esos entornos puedan experimentar su sensibilidad desde una óptica totalmente diferente, pudiendo tener presente con mayor claridad las propias habilidades y características positivas. En cambio, como hemos visto, la cultura occidental tiene un ideal de persona cuyas características se centran en ser desenvuelto, extrovertido, competitivo, individualista, entre varias otras, lo que lleva que una PAS se sienta en desventaja, que no da la talla e insegura. Es importante tener esto en claro y, luego, preguntarnos cómo este ideal afecta a nuestras propias expectativas, qué asumimos como óptimo y qué no, ya que aquello que incorporamos como válido afecta la óptica o los estándares desde los cuales nos evaluamos a nosotros mismos.


El concepto de "autoestima" se refiere al desarrollo de la autopercepción, es decir, es la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y la valoración que hacemos sobre esta percepción, lo que también influye en la sensación de merecimiento y en las actitudes y conductas que tomamos sobre nuestra propia persona y la forma en que nos presentamos e insertamos en nuestro entorno. Esta imagen que tenemos sobre nosotros mismos se construye a través de múltiples y diversos procesos desde que nacemos, incluyendo la forma en que hemos sido recibidos en nuestra familia, las proyecciones que han hecho hacia nosotros, las connotaciones positivas y negativas que hemos recibido durante nuestra crianza, el modo en que hemos interactuado con nuestros grupos de pares, las experiencias en los ámbitos escolar, académico, laboral, de pareja... Y todo ello está sostenido en el gran contexto de la cultura dentro de la cual nos desarrollamos, como acabamos de ver. Por supuesto, no podemos cambiar la sociedad en la que vivimos, al menos no a gran escala y, en este sentido, tampoco es el principal foco de interés. He dicho en otro artículo que, a pesar de que uno descubra que es PAS y de que explique a sus seres queridos sobre este rasgo, por lo general, quien es Altamente Sensible seguirá siendo en cierta medida incomprendido. Y esto se debe a que somos una minoría, y que nuestras características surgen de la forma en que está diseñado nuestro sistema nervioso. Sin embargo, esta no es una afirmación pesimista, por el contrario, indica el camino más óptimo para recorrer y lograr resultados viables y constructivos. Con esto me refiero a que, comprendiéndonos desde este lugar, podemos comenzar a mermar la búsqueda de aceptación y validación en el contexto y comenzar a construirla dentro nuestro. Incluso, como efecto secundario, seguramente encontraremos que, en la medida en que tornemos nuestra autopercepción hacia una tonalidad más positiva y amorosa, quienes nos rodean también nos percibirán de este modo.


La autoestima no se trata de un proceso acabado, y aunque los cimientos más fuertes se asientan en la infancia (motivo por el cual es trabajada en profundidad en muchos tipos de terapias), por fortuna se encuentra en constante construcción. Y es esto lo que nos permite que hoy en día, ya siendo adultos, podamos dispensarnos los cuidados y el trato comprensivo y amoroso que nos merecemos. Por ello, ante los cuestionamientos y rechazos recibidos, creo que a los que mayor importancia debemos darles son a los que provienen de uno mismo.


Y la pregunta que surge es: ¿Qué puedo hacer yo para mejorar mi autoestima?


En primer lugar, saber que somos Personas Altamente Sensibles, conocer sus implicancias, comprender cuáles son nuestras facilidades y cuáles nuestras dificultades, es un primer paso muy importante. Hemos encontrado, al fin, la explicación a muchas de las preguntas que nos venimos haciendo desde siempre.


En segundo lugar, es probable que como PAS tengas más en claro aquellas cosas que te cuestan, que te producen sufrimiento, ansiedad o molestias. Pero es necesario que puedas reconocer aquellas habilidades y características positivas que te distinguen de la gran mayoría. Seguramente, has leído alguna vez sobre "los dones de la Alta Sensibilidad". No tengas miedo a reconocerlos, así como asumís aquello que te cuesta, es importante que puedas aceptar aquello que te es más fácil, todas esas características que te hacen hermosamente especial. Entre ellas, encontramos los siguientes dones: el conocimiento emocional, disfrutar de la soledad, una existencia desde el corazón, y el crecimiento interior. Asimismo, al ser Altamente Sensible, probablemente seas una persona muy educada y comprensiva con los demás, incluso amorosa y cuidadosa con animales y plantas, como así también que tengas altos valores éticos y morales, que seas muy leal y alguien en quien suelen confiar fácilmente, siendo muchas veces esa persona a la que recurren tus seres queridos cuando necesitan contención emocional. Asimismo, puede que tengas facilidad para expresarte a través de alguna veta artística, que hayas desarrollado un pensamiento complejo o que tengas una gran capacidad de disfrute de los pequeños placeres de la vida, desde algún perfume delicioso hasta gestos humanos que percibís en tu vida diaria. Con esto quiero darte algunas ideas, pero te animo a que te tomes un momento para reflexionar sobre ello, y hagas una lista con aquellas cosas que te caracterizan, y que son valoradas por vos mismo y por tu entorno.


Por otra parte, hacer consciente aquellas experiencias que te han marcado a lo largo de tu vida y realizar el proceso de cambiar la percepción sobre las mismas extrayendo el aprendizaje que esto te ofrece. Para ello, existen muchas herramientas que pueden ayudarte; por ejemplo, el libro "El Don de la Sensibilidad" de Elaine Aron ofrece una guía centrada en el rasgo para reestructurar las propias experiencias de vida. Asimismo, conversar con tus propios familiares, especialmente, tus padres y hermanos, sobre momentos de tu infancia y adolescencia puede ayudarte a recordar momentos, expresiones y formas en que has sido y sos percibido por ellos. A esto tenés que hacerlo como forma de propio crecimiento y autodescubrimiento; culpar por alguna experiencia negativa o ubicarse en el lugar de víctima nunca será de ayuda. La idea es que puedas dar nuevos significados y mejorar tu autopercepción. Asimismo, existen muchos tipos de terapia que mediante un abordaje personalizado te pueden acompañar paso a paso en este camino.


Por último, para trabajar con tu autoestima, es importante que esa facilidad para comprender a los demás, aceptarlos, ayudarlos y amarlos, la comiences a aplicar con vos mismo. Tenés que convertirte en tu mejor amigo. Te aseguro que en la medida en que reconozcas todo lo positivo que aportás y podés aportar a tu entorno, te vas a ir sintiendo más a gusto con vos mismo, vas a poder aceptar tu gran valor y reconocer que merecés amor, respeto, comprensión. Cuando esto sucede, lo que otros piensan acerca de uno disminuye en importancia, porque somos conscientes de por qué somos como somos y por qué hacemos lo que hacemos; ya no está en tela de juicio, si vos te comprendés y aceptás, las opiniones ajenas pueden ser fácilmente vistas como proyecciones de otros que surgen de sus propios valores y formas de experiencia, expectativas que no coinciden con las tuyas, y no tenés por qué cumplir.


A continuación, destaco sintéticamente algunos consejos para trabajar con tu autoestima:


- Enumerar tus habilidades y cualidades positivas. Comprender que tus dificultades son sólo el otro lado de la moneda, necesario para que estas virtudes puedan existir.

- Adquirir técnicas y herramientas que te permitan mejorar aquellos aspectos que te producen sufrimiento, ansiedad o incomodidad.

- Revisar tu propia escala de valoración, modificarla cuando sea necesario, y mantenerte atento a la crítica interna.

- Cuando te sientas rechazado por alguien o algún grupo, preguntarte si realmente te están rechazando o se trata más bien de tu percepción, formando parte de lo que has aprendido a esperar del contexto. Si realmente proviene de ellos, recordar que tus propias necesidades, preferencias y valores son más importantes que los que se encuentran en expectativas ajenas.

- Tener presente que no siempre agradaremos a todos, del mismo modo que no todos nos agradan a nosotros. Y eso está bien, forma parte de la diversidad de las relaciones humanas.

- Permitirte nuevos desafíos, tomándolo como forma de aprendizaje, evitando juicios que no hacen más que anularte y lastimarte.

- Premiarte por tus logros.

- Dedicar tiempo, al menos, una vez a la semana, para realizar aquellas actividades que te dan energías, que te llenan por dentro.

- Relacionarte con otros PAS. Somos muchos en el mundo, aunque a veces pasemos desapercibidos. Aprendé a reconocerlos y animate a acercarte, seguramente se comprenderán en profundidad y tendrán mucho para compartir.


Espero que comiences y sostengas este camino de amor propio, necesario para comprenderte, cuidarte, respetarte y, a fin de cuentas, reconciliarte con vos mismo.


¡Te lo merecés!



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